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miércoles, 18 de agosto de 2010

Un alto en el camino...

(Leer hasta el final, para que no se pierda el sentido de la nota)

Muchas veces me hago la pregunta: por que la vida es tan dura ? Por que no es fácil que las demás personas se den cuenta de lo valioso que eres y ojalá me ayuden para salir adelante con mis proyectos y familia ? Pero, no. Sigo aquí en la misma lucha tratando de sobrevivir...

Bueno es cierto, cuando uno llega y pasa al cuarto piso, por lógica de la condición humana, se vuelve más pausado, maduro y seguro con el accionar de la vida.

Me he apropiado del dicho que dice “ Soy víctima de mis propios inventos” en un principio me lamentaba por eso, pues casi siempre mis propios inventos no producían la satisfacción que yo esperaba.

Por que no soy un estudiante exitoso, un técnico o ingeniero de éxito, un hombre público reconocido, un man con billete, en fin porque me va mal… ? Todas esas reflexiones llegan cuando se siente que la vida pasa rápido y uno cree que el tren de la vida lo va a dejar botado, particularmente me pasó cuando transité por el tercer piso y mas cuando estaba acabando de cruzarle.

Cuando uno puede mirar atrás, aprender de lo recorrido y sacar lo bueno se da cuenta, de verdad verdad, que uno si es el producto de sus acciones y que todas las cosas que a uno le pasan le pasan porque las ha buscado, buenas o malas.

Algún día cavilaba sobre mi época de estudiante, que por mucho tiempo consideré como la mejor y aún lo siento así a pesar que mi vida en familia empieza o cogerle ventaja, donde siempre encontraba problemas donde no los había, aparte de los que nos ponían en el álgebra de Baldor.

La especialidad era armar tormentas en un vaso con agua, como bien dice el amigo Carlos Salas, ahora de adulto y con el reencuentro de varios amigos de la época llegué a pensar la siguiente barbaridad: “Que pasaría con la educación que me dieron de pequeño, donde está la falla, porque en parte, de los líos que tengo la culpa la tiene el colegio donde estudié !!”

Me llegan a la memoria siempre los instantes casi rutinarios del corre y corre por las mañanas con el tema de los zapatos sin embetunar, que la camisa arrugada, en fin el uniforme; que la tarea no terminada, desayuna que vas a llegar tarde y el no se que de llegar a clases y por alguna extraña razón ver convertido todos esos apuros en la tranquilidad del encuentro con los muros y jardines del plantel, los amigos, y hasta los mismos profesores, profesores que forjaron en esa generación, el talante de lo que somos ahora.

Me explico: El sueño de la mayoría de los seres humanos, luchamos siempre por el éxito personal, sobresalir ante los demás, demostrar poder y que se “tiene la tula” muchas veces a costa de otros, cometiendo injusticia e infracción a las leyes impuestas para sacar partido y tal vez jubilarnos en la gloria económica antes de tiempo. Esta carrera desenfrenada por el éxito es la que nos lleva a cometer errores que luego nos ponen contra las cuerdas y que son difíciles de enmendar o en el mejor de los casos nos llevan a sacrificar nuestra felicidad y de los que nos rodean.

Hay amigos de colegio, que veo con frecuencia, otros que no tanto y herramientas como el Internet me ha o nos ha permitido reencontrarnos, inclusive hay noticias de reencuentros que son bastante emotivos y los grupos permanecen intactos, donde se ve gente con los problemas normales de un ciclo de vida, pero son grupos homogéneos, de gente feliz tratando de sacar adelante sus familias y con más satisfacciones encima que decepciones a la hora de hacer un alto en el camino.

Lo mas sorprendente, todos tenemos en común que en algún momento del recorrido tratamos de salirnos del camino, por culpa propia o indirectamente, pero una extraña fuerza cósmica nos vuelve a encarrilar para no ir a cometer errores difíciles de reparar. La entereza, la convicción, el sentido del honor y la honestidad siempre será el estandarte que nos abre el camino guiados con la luz divina que alumbra nuestros corazones.
Y entonces vuelvo a la conclusión: Claro, eso es!! no hay ningún defecto determinante en la enseñanza recibida en nuestro colegio y/o universidad, pues seguimos siendo los mismos hombres y mujeres de principios que no nos dejan caer en trampas de la vida, pero en algún momento dejamos de creer en lo que somos, de lo somos capaces de hacer y es ahí donde comienzan los “problemas”.

Aprovecho para enviar un afectuoso saludo a todos los que llegamos a SER en la gran familia del Ateneo Moderno de Santa Marta, estudiantes, egresados, colaboradores y parte administrativa que de la mano de nuestro querido Profesor Alfredo Almenáres, a quienes les debo haber forjado esa personalidad recia que fue entregada a ellos por mis padres.

PD. Esta nota la había escrito hace unos meses o mas y de verdad me sentía defraudado con la vida, la había dejado pendiente, a la vez tratando de encontrar respuestas, algo dentro de mi ser me decía: Pero que es lo que te pasa, cual es la quejadera, mira dentro de ti y veras que encontrarás lo que buscas. No lo quería creer, pero es así. Solo basta con abrir el corazón y confiarlo a un ser que no conoces pero está ahí para darte la mano cuando lo necesites, en nombre de su hijo Jesús y caminar con el poder del Espíritu Santo que él nos ha dejado para enfrentar las dificultades y los momentos de felicidad. Solo con eso sabes lo que significa Tu Familia (Esposa e Hijos) y de ahí en adelante empezaras a sentir que eres como el Lirio de los Valles, La Rosa de Sarón, sentir que tienes la fortaleza del Cedro del Libano y la hermosura del Monte Carmelo, a pesar de que creas que algunas veces llevas el nombre de Jabes: “Dios, si solo me dieras un poco de tu bendición y ensancharas mi territorio...”

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